Termas A Chavasqueira

 

Proyecto: Terma de las Caldas del Obispo en A Chavasqueira
Emplazamiento: Ourense
Obra: junio 1999 - noviembre 2001

Desde las primeras referencias históricas conocidas, el origen de la ciudad de Ourense está vinculado a la existencia de manantiales de aguas termales y su propio nombre podría derivar del vocablo germánico Warm See (lago caliente) o quizás del Or Ens (agua caliente) de los celtas.  Las Burgas son tres fuentes termales situadas en el casco histórico de la ciudad de las que brota permanentemente un caudal de 300 l/min a una temperatura de 70ºC. Todavía hoy, a cualquier hora del día, el visitante que se acerque a Ourense podrá contemplar la presencia de personas bebiendo o lavándose en las aguas de estas fuentes con un fervor casi religioso en sus propiedades medicinales. Con el paso de los años, las Burgas, junto con el Santo Cristo y el Puente Romano se han convertido en las principales señales de identidad de la ciudad de Ourense. Las Caldas están situadas detrás del Parque da Feira, junto al núcleo urbano de Ourense, en la margen derecha del río Miño. Fueron construidas durante el pontificado de don Pedro de Quevedo y Quintano (1775-1818), el Cardenal Quevedo lo que originó el apodo de “Caldas de Bispo”.

En Japón, debido a su origen volcánico, existen más de 20.000 manantiales de agua caliente y unos 2.200 balnearios y zonas termales (onsen) en explotación (frente a unas 100 en España). Esta impresionante cifra es la responsable de que en Japón los baños comunales se practiquen desde hace siglos y de que exista una profunda cultura en torno a las aguas termales. El Proyecto de Ourense se diseña sobre una de las formas más exquisitas de onsen, el baño termal al aire libre (rotenburo) y el conjunto arquitectónico se organiza con una edificación al estilo de un templo japonés de influencia sintoísta y se completa con un jardín de piedra que alberga las piscinas termales. 

El templo posee una planta rectangular con dos porches simétricos y una zona central que alberga los servicios de recepción, restaurante y duchas. El porche frontal da forma a un espacio empleado como terraza al aire libre y el porche posterior sirve de nexo entre el área de duchas y las piscinas termales. La distribución del espacio se realizó conforme al sistema métrico tradicional japonés, el “kanejaku” (de shaku, unidad de longitud, y kan, unidad de peso). Este sistema modular, originario de China y Corea, fue el sistema oficial de Japón entre el año 701 y hasta la adopción del sistema métrico internacional en 1891, alcanzando un gran desarrollo entre los carpinteros que lo consideraban mejor adaptado que otros a las contracciones y mermas que experimentaba la madera.

El sintoísmo está considerado la religión más antigua del Japón y venera unos espíritus (kami) presentes en una gran variedad de formas y elementos, entre ellos los árboles y la madera. Esta creencia ejerce su influencia en la arquitectura tradicional japonesa al conceder una gran importancia a la pureza del material empleado para construir los templos. Por ello, en Japón, la madera empleada en la construcción de un santuario sintoísta mantiene su aspecto natural, sin recibir ningún acabado protector ni decorativo. Tampoco se incorpora ningún componente metálico a las uniones estructurales entre elementos de madera lo que requiere un gran conocimiento de las técnicas de ensamblado. La obra de las termas de A Chavasqueira permite rastrear la tradición sintoísta de los constructores japoneses, con las lógicas adaptaciones para satisfacer los requerimientos de durabilidad necesarios en una obra civil. Un equipo formado por el arquitecto japonés Shinichi Chino y el carpintero tradicional especializado en la construcción de templos, Kyoji Kikuchi, se desplazan desde Japón hasta Ourense donde permanecen 9 días. En este tiempo inician la obra del templo y forman a un grupo de carpinteros de Galicia que serán quienes la rematen.

Toda la madera empleada como elemento estructural es pino silvestre (Pinus sylvestris) procedente de Valsaín (Segovia). Los fustes seleccionados habían sido cortados hace unos cuatro años y se encontraban apilados a la intemperie para perder humedad. En toda la estructura principal los fustes han sido empleados manteniendo su aspecto natural, aunque se decidió tratarlos por inmersión en un baño de sales hidrosolubles. De esta forma se garantiza la penetración del producto protector en la albura de los troncos para aumentar su durabilidad natural. La construcción de la estructura del templo responde a un complicado proceso de ensamblado y montaje siguiendo las técnicas de la carpintería tradicional japonesa. Todos los ensambles entre elementos de madera han sido realizados sin ningún elemento metálico con la excepción del apoyo de los pilares en la solera y unos tirantes ocultos en la unión de las vigas superiores con las cabezas de los pilares para ayudar en el empuje del viento, por lo grande que son los porches. Los pilares se anclan a la losa de cimentación mediante un herraje metálico que evita el contacto directo con el suelo y la consiguiente absorción de humedad. Desde un punto de vista estético, el herraje metálico queda oculto y la base del pilar se rodea con una basa de piedra en homenaje a las soluciones tradicionales. En la arquitectura japonesa solía realizarse un contacto íntimo entre la basa de piedra y el pilar, sobre el que se recortaba el negativo de la forma de la piedra. La piedra base, a su vez, descansaba sobre el firme apoyando en una pequeña excavación rellena de otras piedras menores.

La estructura principal de la edificación se organiza a través de tres hileras de pilares en forma de rollizo, quedando la fila central en una posición sobreelevada para formar una cubierta a dos aguas. De cada uno de los pilares centrales arrancan sendos tornapuntas que afianzan la viga de cumbrera de la cubierta y forman los pares a partir de los rollizos que reciben de los respectivos pilares laterales. Sobre los pares se apoyan un total de 5 rollizos que actúan como correas y que reciben a su vez una estructura secundaria de viguetas de madera aserrada sobre las que apoya la cubierta formada por un panel sándwich de madera vista por su cara inferior y acabada con pizarra hasta formar el tejado. El alero de la cubierta dispone de un vuelo para proteger de la exposición a la intemperie a todos los ensambles entre elementos de madera. Las testas de los distintos elementos de madera son los puntos que poseen una mayor capacidad de absorción de humedad por lo que deben de ser protegidos de su exposición directa a la intemperie. En este caso, se ha dispuesto un pequeño faldón de madera a lo largo de la cubierta que recubre las testas de las viguetas y que puede ser renovado con facilidad a lo largo de los años. 

La fachada de la edificación principal que alberga los servicios de cafetería se ha revestido con un entablado de pino gallego (Pinus pinaster) tratado con un protector decorativo de tipo lasur y acabado en tono negro. El acabado en tonos negros también tiene reminiscencias japonesas ya que tradicionalmente se trataba los elementos de madera expuestos a la intemperie con una mezcla de hollín negro disuelto en aceite vegetal. Este bello acabado era fácil de mantener y proporcionaba durabilidad frente a los ataques de agentes xilófagos.


ficha técnica

Colaboraciones: Shin’Ichi Chino, arquitecto; Javier Sáez Eguidazu, arquitecto; Pablo Villuendas, ingeniero; César Añel Pollos, arquitecto técnico; ONSEN GRUPO.

Constructora

Fotógrafo

Plazo de ejecución

Presupuesto: 541.109,88 euros

Superficie de actuación: edificación 160.00 m²
rehabilitación 78.00 m²
urbanización 862.00 m²
Superf. total de actuación 1,100.00 m²

Principales materiales: madera de pino Valsaín, granito, pizarra

Organismo contratante: encargo de promoción pública de Convenio del Ayuntamiento de Ourense y Xunta de Galicia